La mía, sí, la mía. Soy incapaz de levantarme en el autobús urbano; me da mucha vergüenza y a la vez vergüenza es lo que no tengo puesto que ante personas mayores o papás con niños debería haber cedido mi sitio. Dos veces en un mismo día no lo hice esta semana.
Así que decidí no volver a sentarme más; ya que no soy capaz de levantarme, si no me siento, ya no me veo en el apuro de tener que levantarme.
Finalmente, a pocas paradas de la mía, que la de final de línea, me senté... y casi vuelvo a ser maleducada. ¡Uf! cuando que mejorar.
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